lunes, 21 de enero de 2008

La intolerancia católica

Foto: Milenio Diario

Alguien inventa una religión de la Santa Muerte...

Unas 200 personas acudieron ayer al predio de Santa María Cuautepec, en Tultitlán, Estado de México, para develar la gigantesca estatua de la Santa Muerte. El nuevo vigía mide más de 20 metros y es ya la más grande del mundo. (Milenio Diario, 21 de enero de 2008)


...y de inmediato sale el vocero de la arquidiócesis de México, el detestable y majadero Hugo Valdemar, a poner el grito en el cielo y acusarlos de "ilegales" por haber edificado una estatua...

Ilegal, la develación de efigie: la Iglesia
Pide investigación
Milenio Diario, 21 de enero de 2008
El culto a esa figura es una “moda” religiosa que pasará pronto. “No es devoción inofensiva, es una devoción diabólica y mucha gente está viviendo las consecuencias de eso”.

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“Esa imagen ofende a muchos católicos porque representa a Satanás. La Santa Muerte es el demonio, y hasta donde sabemos, legalmente no está permitido el satanismo en México; la autoridad debería retirar la estatua”, señaló.


¿Hay mejor prueba de la intolerancia religiosa de los mismos que, dentro de poco, van a desgañitarse exigiendo "libertad religiosa" (que en realidad quiere decir terminar con el estado laico)?

Posdata (23 de enero): Roberto Blancarte, en su columna del martes 22 de enero, parece coincidir con mi punto de vista. Entre otras cosas, se pregunta"Por qué levantarle una estatua a la Santa Muerte es una irregularidad y un peligro para los demás, mientras que erigirle un monumento a Cristo Rey en el cerro más alto de una ciudad o de una región es algo normal y loable? ". y se responde:

El problema surge cuando el Estado es incapaz de garantizar la igualdad de creencias, y, por lo tanto, de los creyentes ante la ley. Algunos, e incluso la mayoría de los mexicanos, podrán o podrían ser intolerantes, pero precisamente para eso están las leyes y los funcionarios de un Estado laico: para garantizar que cada quien, siempre y cuando no afecte derechos de terceros o el orden público, pueda practicar con libertad sus creencias.

¡Muy bien!

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